lunes, 29 de octubre de 2007

sANTA mARÍA dEL bUEN aYRE


Santa María duerme
a orillas del Buen Ayre
en su veinticinco de mayo
en el beso de Rodin,
y sus grises intensos
se le trepan al llanto,
en su juicio
en su indulto
en los treinta mil.



Santa María sueña
con los laureles del himno,
y en su grito sangrado
se sabe morir,
en su puño en alto
en su alto Obelisco
en sus abuelas de ronda
y en su sentir.



Santa María acuna, se acuna y es cuna
de plumas, de notas
de letras, de luz
la tinta es su sangre
su voz los acordes
de un tango
de un verso
y de algún adiós.



Santa María llora
a sus muertos amados,
en tumbas ilustres
en bares sin voz,
Palermo sin Borges
sin él, Recoleta
un sitio vacío
la Viela sin dios.



Santa María derrapa
en su locura andante
de calles hambrientas
de rutas sin sol.
9 de julio engorda
Rivadavia se alarga
Costanera se duerme

Charcas me abrazó

eN pOS dEL áNGEL bLANCO


En pos del ángel blanco
Que dejó su luz en mis tinteros
Una pluma, una sonrisa, tres pestañas
Sus huellas para siempre en mis senderos.

En pos de su vuelo es que ando
Con el halo de mi nombre en su apellido
los momentos apretados en las manos
y los días de un melocotón recién nacido.

En pos de lo que amo
Lloro a veces
La vida cuando era vida en su vida.

Y mi ángel
Esa brisa en mis días
Todo calma en la caricia de su risa.

Has partido ángel blanco
Y es mentira
Porque estás, siempre estás, al lado mío

Las distancias se deshacen en mi pecho
Y en tu pecho, para siempre
Es que vivo.
Dedicado a la primer "A"