martes, 22 de abril de 2008

sE rESERVA eL dERECHO dE aDMISIÓN


Y yo sé quien es quien
bajo el manto de suspicacias
Sé donde sangra la herida
Sé donde no hay pasión
Sé donde se mastica muerte
Sé donde no estás vos.

Como cambian las cosas
Y las caras y las formas
como se pierden los brillos
Y se caen de los cielos
El alfa y la omega
La estela del adiós.

El desencanto no es solo mío
Es también de mi propio ego.

Y yo sé quien es quien
Bajo sonrisas, ceños fruncidos.
Sé donde huele a mierda
Sé donde desenvainan espadas
Sé donde se pierde la gracia
Sé donde reside el final.

Como cambian las cosas
Sin careta, me gustas más.

3 comentarios:

  1. ¿Será que algún día el corazón aprende a reservarse el derecho de admisión? ¿será que ellos existen? ¿será que aprendemos a ser más suspicaces? ¿será, mi amor, que estaremos en la vida y hasta el final solos tú y yo, fieles, leales, transparentes?

    Te amo besho... quiero más esperanzas que eso pero eres tan certero.

    S.

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  2. Espero errar al darme por aludido, pero si es así, sólo quiero deciros que en mi caso, no hay tal reserva del derecho de admisión, sencillamente no hay lugar al que admitir. Al menos de momento.

    No creo que nunca llegue a prohibir a nadie la entrada, pero, en cualquier caso, no os la prohibiría a vosotros.

    Un abrazo,
    P.

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  3. Sin caretas es mejor, pero cuánto cuesta descubrir la verdadera imagen detrás de las caretas. No todos las descubren, no todos las muestran; todos, en algún momento, nos ocultamos detrás de una y también, a veces con temor, con duda, nos la quitamos frente a alguien más.

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